Las tripulaciones de los dos coches del equipo Sportdrive Dakar ya están en casa tras regresar de Argentina antes de tiempo. José Miguel de Fulgencio e Ignacio Santamaría duraron en carrera hasta la quinta etapa pero los problemas mecánicos les forzaron a retirarse nada más comenzar la especial. El piloto catalán hace balance de su primera experiencia en el Dakar: “no ha sido una carrera para nada plácida. Supongo que un Dakar nunca es plácido, pero nosotros padecimos problemas desde el primer día. Justo antes de comenzar la carrera tuvimos que cambiar el motor; luego, en la primera etapa, el coche se calentaba mucho y consumíamos toda el agua del radiador, y a partir de la tercera especial fue un auténtico calvario. En la cuarta etapa se nos rompió la caja de cambios y sólo podíamos usar la segunda y la quinta marcha. También se estropeó la centralita de potenciación del motor y en las zonas de arena nos costó muchísimo poder avanzar. Ya en el quinto día de carrera, el desgaste mecánico era tal que no podíamos engranar la reductora y, tras recorrer 20 kilómetros, el motor dejó de funcionar. Era el final”.
Para De Fulgencio el momento más duro fue cuando vio el estado en el que quedó el coche de su compañero de equipo Josep Nicolás tras ser envestido por un camión. “Cuando llegamos al punto del accidente y me di cuenta de que la parte trasera del Hilux había desaparecido, me vine abajo. Uno cree estar preparado para todo pero sólo con imaginar lo que les podría haber pasado… Tuvieron mucha suerte de no sufrir ningún daño físico porque el golpe fue terrible. En esos instantes me planteé por un momento abandonar pero entendí que debíamos continuar, aunque a partir de ese momento cambió la carrera para mí. Yo no tenía experiencia en el Dakar y me apoyé mucho en ‘Niko’ para entender cómo hay que afrontar el día a día. Su abandono nos mermó posibilidades. Aun así, seguimos adelante, pero la dificultad del recorrido fue tal que, saliendo cada día desde tan atrás, se nos hacía muy complicado llegar a la meta. Lo intentamos con voluntad, pero las averías nos obligaron a abandonar. Para mí, esta experiencia ha sido impactante. No esperaba que el Dakar fuera tan duro. Cuando llevas cansancio acumulado, déficit de horas de sueño, tragas tanto polvo cada día y todo bajo un calor extremo, las dificultades o la percepción de las dificultades aumenta. Supongo que en eso consiste esta carrera”.
Por lo que al otro coche del equipo se refiere, Josep Nicolás ‘Niko’ e Ignasi Bosch ‘Ñaki’ abandonaron la prueba en la segunda etapa al ser envestidos por un camión que destrozó la parte trasera de su vehículo. “Es una pena disputar sólo dos etapas de una carrera por la que estás trabajando durante un año, pero yo estoy infectado por el virus del Dakar y, aunque ha sido un golpe duro, ahora sólo pienso en trabajar para preparar la edición de 2010”, reconoce el incombustible ‘Niko’.
Su copiloto ‘Ñaki’, a pesar del abandono, se siente afortunado: “a nadie le gusta retirarse antes de hora, y menos por estas circunstancias, pero hay que positivar y dar gracias por haber salido indemnes. El impacto que nos propinó el camión fue muy fuerte y podríamos haber resultado heridos. Ayer por ejemplo, vi unas imágenes de un camión que envistió a otro coche y acabaron los dos envueltos en llamas. Creo que a los ocupantes tampoco les pasó nada, pero en este Dakar los camiones y los coches están yendo demasiado juntos dentro de un espeso polvo que impide la visibilidad y que incrementa el riesgo”.