La etapa reina del Dakar ha estado a la altura de las expectativas y se ha convertido en un infierno para los pilotos de la categoría de motos. El bucle con inicio y final en Belén tenía que recorrer 285 kilómetros por las dunas de Fiambalá, pero las altas temperaturas y los numerosos problemas que estaban empezando a sufrir los participantes han obligado a la organización a detener la especial del día, en el segundo control de paso.
Viladoms está sufriendo, y de verdad, en su décima participación en el Dakar pero, a pesar de todo, el piloto del Red Bull KTM sigue adelante. Y aunque bien es cierto que no se encuentra aún al cien por cien físicamente, los contratiempos han venido hoy de la mano de problemas mecánicos. A veinte kilómetros del segundo control de paso, Viladoms se detenía para preguntar a uno de los pilotos que se encontraba parado si tenía problemas, y en el momento de retomar la carrera su KTM decidió no arrancar.
«He parado y me he acercado a ver si estaba bien, y después de esto las cosas se han complicado para mí. La moto no arrancaba por culpa de la batería y he tardado bastante en poder retomar la carrera. Aunque he perdido tiempo sigo adelante y ahora es para mí lo más importante», comentaba Viladoms.
Sufrir una avería durante la etapa maratón no es el mejor escenario posible porque la asistencia por parte de los mecánicos está prohibida: «Voy a intentar dejar la moto en las mejores condiciones para afrontar la etapa de mañana, pero no va a ser fácil», explicaba Viladoms.
Mañana los pilotos se enfrentan a la segunda parte de la etapa maratón de 561 kilómetros, de los cuales 278 serán con cronómetro en mano. Las dunas de Fiambalá volverán a poner las cosas difíciles a los dakarianos, veremos si el calor volverá a pasar factura a la mecánica de las motos, y a los pilotos.