Nos han dado la salida a las 9:29 hora local para recorrer los 318 km de enlace que separan el autódromo de la ciudad de Rosario con el inicio de la especial.
Nos hemos ataviado con el traje de faena con la amenaza de suspensión de la etapa por las fuertes lluvias que empapan la provincia de Córdoba, famosa, por cierto, en el mundo entero, por las preciosas imágenes que todos los aficionados al deporte del motor mantenemos en nuestras retinas de las etapas montañosas del Rally de Córdoba y sobre todo, y muy especialmente, por sus lindas mujeres.
Hacia las 10:00 de la mañana, mientras circulábamos por el tramo de enlace nos ha llegado la notificación oficial de que se ha suspendido la etapa por razones de seguridad. Parece ser que con tanta lluvia los helicópteros no pueden volar y en caso de accidente no podrían asistir a los heridos.
Debe de ser que alguien se ha olvidado de rezar hoy a santa Bárbara y nos ha castigado por nuestros impíos pecados. O tal vez sea que estén todos los santos pendientes de la asamblea de la CUP y se hayan olvidado de que hoy, «uns quants catalanets», teníamos pensado salir a la arena y enfrentarnos a nuestros miedos, nuestras debilidades y pecados y claro está a nuestros rivales con el insolente afán de acercarnos kilómetro a kilometro, día a día a las puertas del Olimpo.
Hacia el km 150 a santa Bárbara se le han unido Zeus y Neptuno y nos cae el diluvio universal.
Fuera diluvia, y numeroso paisanos se paran bajo los puentes de la autopista por temor a la tormenta, y dentro del camión sólo llueve, entra agua por todas las gomas de las puertas, sobretodo por la derecha, por las rejillas de ventilación, por las soldaduras del techo.
¿Quién dijo miedo?
Dado que poco más interesante y digno de vosotros pueda el que escribe ya explicar.
¡Mañana más, o no!
Gas i xampany!