192 km cronometrados nos separaban de la ansiada meta de éste Desafío Ruta 40, digno del mejor de los DAKARES. No hemos podido tener mejor entrenamiento que éste.
Tras un último madrugón, amanecía cuando íbamos en el enlace. ¿Os acordáis de la película del rey león donde el padre le dije al hijo, “todo lo que baña la luz será tuyo algún día”? Así me sentía yo ésta mañana. Me han inundado una serie de pensamientos en los cuales no podía estar más feliz. Iba en la moto, con un frío que petrificaba y sin poder esconder esa sonrisa que dicen que me caracteriza. Estaba feliz. Estoy feliz. Soy feliz por poder ir completando metas, por poder permitirme el lujo de hacer lo que me gusta y que, a estas alturas y después de tantos años, me siga enamorando como el primer día. Tengo las mismas sensaciones antes, durante y después de una carrera. Y os puedo asegurar que eso es lo que me hace sentir que cada vez que compito y acabo, es como si ganase la carrera.
Apenas iniciada la especial, nos metieron por un tramo muy sinuoso con piso arenoso que en algunos sectores se convertían en verdaderos “fesh-fesh”. Y la verdad que éste polvo ha sido el protagonista de hoy. He ido toda la etapa con la boca tapada por un pañuelo y aun así me faltaba el aire. Rafal y yo hemos ido casi todo el tiempo juntos, pero al final de la etapa yo he parado a ayudar a otro motard, mi amigo Luis Belaustegui, y Rafal ha continuado para no perder su tercera posición de pódium. Cuando he reiniciado la marcha, a los pocos minutos la moto se ha terminado por ahogar del fesh-fesh que había acumulado y he tenido que volver a parar para limpiarla y poder seguir.
Por todo esto Rafal y yo hemos entrado a meta separados. Rafal ha conservado su tercera posición en la etapa que le deja tercero de la general y está tremendamente contento con la carrera y con mi trabajo. Yo en la general me mantengo con mi décimo quinta posición. Sé que podía haber ido más rápido y probablemente estaría luchando entre las posiciones 8 y 11, pero no llevo el ritmo de una moto pese a ir subido en ella. En esta etapa de mi vida, tengo claro que los objetivos han cambiado, ahora soy una moto que rueda como un quad y juntos tratamos de llegar a lo más alto de la carrera de Rafal Sonik.
Celebrando esta gran carrera con los amigos en un bar cerca de la zona del pódium que será dentro de pocas horas, os escribo estas líneas acordándome de todos y cada uno de vosotros que estáis conmigo y con el equipo todo el rato. Sin vosotros no sería lo mismo y estoy seguro de que no estaríamos aquí.
Os puedo confirmar que en unas semanas Rafal Sonik y yo estaremos luchando en la carrera de Brasil. Objetivo: el mundial para Rafal y estar lo más preparados y compenetrados posibles para afrontar el DAKAR 2014.