David Serra ha finalizado la décima etapa del Dakar 2013, entre Córdoba y La Rioja, tras tardar 5h 45’30” en completar los 357 kilómetros cronometrados y clasificarse en 75ª posición. Hoy, el piloto de Vilanova de Bellpuig ha preferido no arriesgar más de lo necesario y reservar fuerzas de cara a la jornada de mañana, en la que la caravana dakariana cruzará por el desierto argentino de Fiambalá.
“Me he tomado el día con tranquilidad. Ha sido un recorrido parecido al de ayer, con pistas de montaña, pero con mucho más polvo y bajo un insoportable calor de 40º C. He cogido un ritmo estable desde el principio y no he tenido ningún problema mecánico en todo el camino”, explica Serra.
En estas alturas de carrera, lo que más le preocupa al ilerdense de 43 años es el estado de su muñeca derecha. “Antes de la jornada de descanso sufrí una caída sin importancia, pero la muñeca se me ha ido inflamando y se me ha puesto como una bola. Me estoy medicando con antiinflamatorios y los doctores me han dicho que no es nada importante. Que se curaría con tres días de reposo y ese es el problema, que en el Dakar no se puede reposar”, comentaba.
Además, David Serra está ya tan adaptado a la carrera que incluso se permite el lujo de pensar en el futuro. “Hoy era un día de transición, pensando en la etapa de mañana que va a ser una de las más duras del Dakar. La verdad es que impone un gran respeto correr por el desierto de Fiambalá a unas temperaturas tan extremas como las que anuncian”, confiesa.
Hasta el momento, el calor no ha resultado ningún problema para su Yamaha que conserva el mismo motor con el que tomó la salida el pasado 5 de enero desde Lima (Perú). Mañana, otra auténtica prueba de fuego para David Serra y su montura, al tener que completar 220 kilómetros de especial. “Me veo con fuerzas y con moral de seguir hasta el final”, sentencia.