¡Hacia tiempo que no vivía un rallye tan complicado como éste!
Penurias desde el primer hasta el último tramo: un motor que falla desde el inicio, un tubo del embrague que se rompe y nos deja sin él los cinco tramos del segundo día y para remate una penalización, a priori injusta, que nos es aplicada al final del rallye. Pero de todo se aprende.
Lamentarnos no nos llevará a ningún lado, solo a obsesionarnos y no dejarnos avanzar. Lo que tenemos que hacer es analizar lo que nos ha sucedido y poner solución a todo lo antes posible.
En lo personal, ha sido una carrera dura pero muy divertida. He disfrutado mucho con el pilotaje de Oscar y el derrapaje del Mitsubishi. Hemos tenido tiempo de salvar situaciones de abandono y sin tirar la toalla nos hemos repuesto y hemos dado otra vez lo mejor de nosotros hasta el punto de disfrutar dentro del coche como nunca, aunque las circunstancias nos eran adversas.
Cuando en medio del tramo se te escapa un… «a fondo a fondo» y el piloto pone fe ciega en tu comentario, son uno de los motivos por los que me gustan las carreras. Ésos y en los que consigues liberar algo de tensión sacando alguna carcajada o comentario simpático en el tramo. Por estos momentos vale la pena seguir corriendo y esto es fruto del buen ambiente que se respira. Gracias a este ambiente los resultados irán llegando tarde o temprano.
En definitiva es lo que hemos buscado en este proyecto, la diversión y la satisfacción de que hemos dado lo mejor de nosotros mismos en todo momento y para muestra un botón, el mejor tiempo en la última especial.
Esperemos que en las próximas ocasiones podamos disfrutar con todo el equipo humano que nos acompaña de una plaza en el cajón.
Fotos: Pep Cifre