La de este martes fue una etapa aciaga para el equipo KH-7 Valsebike. Tras una segunda jornada, la del lunes, que sirvió de toma de contacto con el verdadero Dakar -el de la arena, las dunas y las condiciones climáticas más extremas- a Rosa Romero y Pedro Peñate les esperaba una aún peor en la tercera, la de San Rafael-San Juan. Una avería en el encendido de la moto de la catalana les llevó a quedarse parados durante una eternidad y aunque pudieron reparar, tuvieron que parar de nuevo, esta vez por problemas de temperatura. Pedro llegó a meta a las tres de la mañana.
Ya el lunes, en la segunda etapa, la que unió las localidades argentinas de Santa Rosa de La Pampa y San Rafael y cuyo sector selectivo terminó en las dunas de Nihuil, el Dakar mostró su verdadera cara. La dureza de esta especial de 295 km vino más por el tremendo calor que por el propio recorrido, si bien cuando la arena puso a prueba las fuerzas, las existencias de líquido estaban ya en mínimos. Peñate, que acabó en la posición 135 de motos, recordaba perfectamente las montañas de arena gris de Nihuil. “Aquí hicimos una etapa en 2009 y hubo pilotos que pasaron la noche cruzándolas. Fue durísima, pero esta vez no me lo ha parecido tanto. Quizá ha hecho más mella el calor, pero seguimos tomándole la medida a la carrera y cuidando mecánica, que hoy debe haber sufrido”. Su compañera, Rosa Romero, que terminó en el puesto 127 de la general, coincidía en la importancia que había tenido el calor en esa segunda jornada de carrera. “Al poco de repostar hemos empezado a sufrir sucesivos problemas en las motos, primero en la de Pedro y luego en la mía, al parecer como consecuencia de la elevada temperatura de la gasolina. Esta circunstancia nos ha obligado a bajar el ritmo para conservar la mecánica”.
Este martes, los 270 km de sector selectivo entre San Rafael y San Juan debían discurrir en una tónica parecida: regulando y cuidando mecánica. Pero sólo diez kilómetros después de la salida, el encendido de la máquina de Rosa se averiaba y debían detenerse a reparar. Allí perdieron mucho tiempo, aunque una vez lograron solventarlo reemprendieron la marcha en busca del primer control de paso. Pero alrededor del kilómetro 30 quedó claro que éste no iba a ser el día del dúo de KH-7 Valsebike. Otra vez problemas en la moto de Romero, pero esta vez de temperatura y después de una revisión en pleno tramo, sin motivo aparente. Varias horas después parecía imposible que los dos siguieran adelante, más aún cuando quedaban más de 200 kilómetros de especial, así que decidieron que Pedro continuara solo.
“Cuando se lleva tantos meses preparando un Dakar con alguien, es muy duro verte en esa situación. Habíamos podido recuperar la moto después de lo del encendido y, sinceramente, no te esperas que después de lograrlo surja otro problema aún peor. Hicimos lo imposible, pero no pudimos encontrar el origen de ese exceso de temperatura. Rosa estaba yendo muy bien, estaba haciendo un papel muy positivo y estoy convencido de que íbamos a ver lo mejor de ella de aquí en adelante. Es una luchadora y una compañera de equipo increíble”, explicó Peñate, que se fue a descansar con la duda de si Romero iba a poder estar en la salida de la cuarta etapa.
Fuera de juego por haber tenido que separar su camino de quien ha sido su sombra en estos largos meses de preparación, el piloto canario acumulaba más de cinco horas perdidas en el primer control de paso, más de seis en el tercero y alcanzó la meta de San Juan alrededor de las tres de la mañana, totalmente exhausto por la cantidad de horas en moto y por el primer contacto con Los Andes a 3.000 metros de altitud. “Ha sido un día terrible. Con este panorama el objetivo es, más que nunca, terminar”.
La cuarta etapa, la del miércoles 4 de enero, se desarrollará en un escenario muy distinto al de estos días. Los espectaculares cañones de la provincia de La Rioja le darán un toque de Far West al ecuador de esta primera semana del Dakar 2012. Una especial de 326 km –más un enlace de 424 km- que no dará tregua a la concentración de los pilotos al estar salpicada de trampas y cambios de rumbo en la navegación y un paso a 3.500 metros de altura.