Lo de hoy ha sido lo más duro que nunca habíamos vivido ni Ariel ni yo”. Así ha calificado el piloto valenciano Iván Banaclocha su séptima etapa en el Dakar, en la que un problema mecánico hizo que tuvieran dificultades para conseguir llegar a la meta. Finalmente, han logrado llegar hoy en la etapa de descanso. “Ha sido una avería mecánica que nos ha tenido más fuera que dentro, y solo la pericia de Ariel -el copiloto- ha hecho que podamos continuar”.
“Ayer estuvimos reparando desde la una de la tarde hasta las 4.30 de la mañana, y después, anduvimos con mucha prudencia para poder llegar antes de las 18 horas de hoy”. Y es que la maratoniana etapa de ayer, que recorría Copiapó, autorizaba a los vehículos a presentarse hasta las 18.00h del día siguiente, ya que hoy ha sido la jornada de descanso.
Banaclocha, único driver de la Comunidad Valenciana en esta edición del Dakar en un vehículo de cuatro ruedas, llegó a pasar por el primer punto de control en la posición 36 pero la dificultad del terreno hizo que el vehículo finalmente se averiara. “El infierno de las dunas nos pilló en su peor cara… Máximo sol y las horas del mediodía, que hacen muy difícil ver los relieves y que te vayan al desvanecimiento”, explica el piloto.
“Hoy creemos en los milagros”, han afirmado tanto Banaclocha como Ariel Jaton, su copiloto, quienes han destacado la importancia de apoyarse el uno en el otro para afrontar las dificultades “cuando estás que te caes muerto y desorientado”.
“Lo hemos pasado muy muy duro. Las dunas de Copiapó son lo peor que había visto hasta hoy. Aún hay gente perdida dentro de ellas”. Aún así, se sienten felices por haber conseguido continuar: “Los mensajes de apoyo de mi mujer, familia y amigos son los que me han dado la fuerza para llevar el coche hasta la meta”.
Mañana, la octava etapa
Mañana les espera la octava etapa, en la que Banaclocha y Jaton saldrán desde Copiapó y llegarán hasta Antofagasta, con un enlace de 245 km y una especial de 477 km, la más larga del Rally. Una jornada en la que habrá que tener en cuenta las pistas empedradas que llevan a Antofagasta.