El equipo Sólyom llegó a la isla griega de Evia tras 28 horas de viaje. El parque de asistencia estaba situado en el paseo marítimo de Edipsos y en la calle colindante. Después de instalarse en la zona correspondiente, gracias a la excelente organización procedieron a verificar para la carrera.
Viernes
El prologo de 4,29 kilómetros desveló que el Hawkia estaba construido para las carreras de Europa Central y no para los más de cuarenta grados del verano mediterráneo. No solo el sistema de refrigeración sino el de combustible tuvieron que ser modificados para evitar el sobrecalentamiento al tiempo que la jornada terminaba antes de lo previsto al anularse la etapa nocturna por recomendación de los bomberos y policía.
Sábado
En la jornada del sábado los equipos se enfrentaban a una especial del 400 kilómetros y el motor del Hawkia seguía con problemas de temperatura pese a los cambios introducidos la noche anterior. En el kilómetro 105 en un giro en U sobre una colina el binomio Sólyom Galbács regresó sobre sus pasos y al no tener visibilidad cayeron en un arroyo del que solo pudieron salir con ayuda externa, por suerte ni los pilotos ni el coche sufrieron daños irreparables y pudieron continuar. Ya en la zona de asistencia los mecánicos reubicaron los radiadores y perforaron la parte delantera del coche para que entrase más aire y poder así refrigerar el motor.
Domingo
La jornada anterior había sido agotadora para los equipos y el domingo calmó el viento incrementado aun más la temperatura. El organizador decidió acortar la etapa a solo 140 kilómetros para evitar una debacle. En esta ocasión el Hawkia funcionó a la perfección y al final de la carrera consiguieron la quinta posición.
Olivér Sólyom: “En Evia hemos experimentado el rallyraid real ya que en las montañas griegas no hay momentos ociosos. En los pasos de crestas teníamos que evitarlo casi todo, desde rocas a troncos y la alternancia de trazados de pistas a escalones formados por los arroyos requerían mucha concentración. Finalmente no hemos competido en zonas donde solo cuenta la potencia del motor. La organización no ha tenido fallos y los miembros de la misma nos han ayudado en lo máximo posible. Debo agradecer a nuestros amigos griegos que nos presentaros la experiencia del Evia Rally Raid y sobre todo agradecer a nuestros mecánicos Zoltán Pék y Csaba Bélteky el esfuerzo para que pudiésemos llegar a la línea de meta.”
Mátyás Galbács: “Al principio encontraba los signos del road-book algo extraños y confusos pero pronto me adapté y vi que calcaban el recorrido a la perfección. La única pregunta era que nos esperaba entre cada casilla del libro y teníamos que rodar con cuidado teniendo siempre esto en mente. Completamos varias etapas difíciles en lo que a navegación se refiere gracias a una concentración constante. Ha sido el mejor rally de mi vida y no solo por el paisaje y el recorrido sino por la actitud de los organizadores y la amabilidad de los lugareños».