Pep Sabaté y Josep Ramon Cañís han tenido un buen debut en el Dakar. Inscritos en la categoría de camiones prototipos 4×4, la misma en la que los Kamaz reinan a sus anchas, esta pareja de catalanes participa por primera vez en el rally con un vehículo preparado artesanalmente por ellos mismos en los talleres de Quad a Fons, en Guardiola de Font-rubí.
A día de hoy, han completado las tres etapas que han disputado «con mucha dignidad», comenta con moderada satisfacción el piloto Pep Sabaté. En la clasificación general marchan en 39ª posición a 4 horas y 39 minutos del líder, el ruso Vladimir Chagin, tras finalizar el 57º el primer día y 31ª y 41ª, los otros dos.
En su estreno salieron desde muy atrás y se vieron condicionados por el ritmo de otros participantes y por el polvo, pero principalmente porque pecaron de «confiados» con los neumáticos. «Por mi forma de trazar las curvas cargo mucho apoyo sobre los neumáticos y eso provoca que progresivamente pierdan aire. Lo curioso es que desde la cabina podemos controlar la presión de las ruedas e insuflar más aire si es necesario, pero ni Cañís ni yo nos fijamos en el indicador hasta que desllantamos una rueda», reconoce Sabaté. Ese incidente les obligó a cambiar el neumático, con lo que perdieron unos 25 minutos.
Hundidos en la clasificación, salieron de los últimos en la etapa siguiente, pero se les dio muy bien la jornada y remontaron más de 20 posiciones en carrera. Ayer, en la tercera etapa, no tuvieron tanta fortuna y tuvieron que bajar otra vez del camión, en esta ocasión para echar mano de eslinga y pala, ya que quedaron enterrados en el fesh-fesh. Josep Ramon Cañís lo describe así: «Íbamos muy bien durante todo el día pero el paso de los camiones que nos precedían deterioró mucho el terreno y la pista se convirtió en un auténtica bañera de polvo en la que nos quedamos enganchados. Cuando bajamos de la cabina el fesh-fesh ¡nos llegaba hasta la cintura! Afortunadamente, nos eslingó otro participante, pero eso no evitó que perdiéramos otros 20 minutos».
«Lo mejor es que el camión va de cine y estamos conservando muy bien la mecánica, y en el campamento prácticamente no tenemos que hacer ninguna reparación más allá del mantenimiento básico», concluye Sabaté.