Hoy contamos con un diario de a bordo del único piloto croata en el Dakar, Drazen Curic. Este piloto es un habitual de los campeonatos de Europa Central ya que croacia no tiene campeonato propio. Su particular estilo de conducción es similar al del norteamericano Gordon con un gran repertorio de saltos, cruzadas y derrapajes. Sus mecánicos son de los que más trabajo suelen tener. A la inmensa mayoría de nuestros lectores este nombre no les resulta familiar y probablemente no conozcan ninguna información de este piloto. Aunque casi todos lo habrán visto en las retransmisiones de televisión. Pero dejemos que sea el propio Drazen quien nos lo cuente.
Al principio de la etapa todo arrancaba muy bien, la pista estaba seca pero muy estrecha y peligrosa a medida que se adentraba en la montaña. El recorrido estaba plagado de piedras y sin zonas para «hacer correcciones», por lo que cualquier error te podía dejar fuera de carrera. Entonces empezó a llover y gracias a nuestros neumáticos específicos para roca parecía que estábamos en un concurso de patinaje. Tampoco ayudaba mucho el vaho constante. Cuando preparamos el coche retirando todo el peso innecesario pensamos que la calefacción no nos sería de gran ayuda en el Dakar y la retiramos totalmente. Estas circunstancias nos obligaron a ralentizar el ritmo, pero en ese punto ya habíamos adelantado a varios pilotos. Alcanzamos al equipo argentino que compite con el Subaru y nos acercamos a 300 metros para intentar adelantarlos, pero al estar en una zona seca, de nuevo, el polvo nos impedía ver nada. Poco después volvió a llover y en una curva muy cerrada y llena de barro nos fuimos los dos a la cuneta. Cuando intentábamos salir de allí un Toyota V8 se estrelló a nuestra izquierda. Por suerte los daños fueron todos de carrocería y pudimos continuar. Los últimos 80 kilómetros los hicimos en el polvo de un coche al cual no podíamos adelantar. Yo lo intenté un par de veces, arriesgando, pero Albert mi copiloto no lo consideró oportuno. En eso estábamos cuando vi una curva demasiado tarde y casi nos salimos, ahí me di cuenta de lo idiota que soy y que una persecución como esta puede dar al traste con la carrera.
Cuando llegamos a meta nos encontramos con Robby Gordon parado en la carretera y nos paramos a ayudarle. Lo remolcamos durante 320 kilómetros, lo que faltaba para llegar al bivouac y conseguimos llegar en tiempo. Con esta acción nos convertimos en los héroes del día. Lo remolcábamos a una velocidad de 120 – 140 km/h e incluso adelantamos algunos equipos. Esta locura fue grabada por el helicóptero de TV y seguro que lo habréis visto en Eurosport. La TV argentina lo retransmitió en directo.
En la carretera vimos numerosas pancartas con el lema: ¡Arregla la transmisión y gana!. La atmosfera era fantástica. En tres horas recorrimos los 320 kilómetros pero en ese momento se bloqueó la caja de cambios y Gordon tuvo que desbloquearla con lo que tardamos una hora y media más. Cuando estábamos reparando varios miles de personas se congregaron cerca del coche y la policía tuvo que hacer un cordón humano de 20 agentes para que pudiésemos trabajar. Esta ha sido la experiencia de mi vida, mañana seguro que tendremos más fans porque muchos querían saber quién era el del coche 412 y hacían auténticos esfuerzos para aprender mi nombre. Ahora tengo que tramitar los visados. Sed buenos y si mañana puedo os mandaré nuevas historias del Dakar.