Desde un primer momento Andinas Racing, escudería organizadora de la Baja Almanzora – Rally Todo Terreno Ramblas de Huércal Overa, avisó por todos los medios de que la edición 2009 sería, con diferencia, la más dura de las realizadas hasta el momento, y así fue, ya que de los 36 equipos autorizados a tomar la salida, tan sólo 18 conseguían finalizar la prólogo y las dos etapas que conformaban el rally.
Posiblemente, junto a lo exigente del recorrido, la explicación de estos abandonos hay que buscarla en la alta competitividad con la que los equipos afrontaron la prueba, ya que desde un primer momento abrieron el gas de sus vehículos y no fueron conscientes de la importancia de conservar la mecánica en una actividad de éstas características.
Además, la parte final de la primera etapa se convirtió en un verdadero suplicio, ya que se trataba de un tramo con abundante agua y barro, que atrapó a un buen número de vehículos a pocos kilómetros de la llegada. La dificultad de este tramo, y la caída de la noche, terminó por mermar las mecánicas de los vehículos.
Como nota positiva, reseñar que a pesar de la dureza y el elevado número de kilómetros que tenían que recorrer los participantes, no se produjeron incidentes de importancia, tan sólo algunos vuelcos y salidas de pistas que se saldaron sin grandes consecuencias, como el sufrido por Julio César Rey y Pedro José Corvera, que a los pocos metros de iniciar la prueba súper especial volcaban espectacularmente con su Mitsubishi. A pesar de lo aparatoso del vuelco, el vehículo recuperaba rápidamente la horizontalidad y continuaban en carrera.
Precisamente la súper especial, disputada sobre un recorrido aproximado de 10 kilómetros al cual había que dar dos pasadas era la que daba a los pilotos las primeras pistas de que la Baja Almanzora no iba a ser un paseo, ya que el recorrido selectivo, que tenía su punto de salida en una rambla cercana a la localidad de Huércal Overa, punto neurálgico de toda la prueba ya que aquí quedaba instalado tanto el parque cerrado, como el de trabajo, se desarrollaba con un ritmo muy alto. No hay que olvidar que este año la Baja Almanzora era la primera prueba de la temporada, de forma que los equipos aún no se habían tomado la medida entre ellos, y eran conscientes de que en la provincia de Almería poder salir en las posiciones de cabeza es necesario para conseguir la victoria, ya que el polvo en las ramblas, pistas y carriles se convierte en un peligroso enemigo, complicando la conducción y las maniobras de adelantamiento.
El mismo sábado, pero por la tarde, las playas de Mojácar acogerían la primera de las etapas, marcando el orden de salida la clasificación final de la súper especial disputada por la mañana. Tras un tramo de enlace de 36 kilómetros, los participantes encaraban un recorrido selectivo de cerca de 200 kilómetros, que se desarrollaría por buena parte del levante almeriense, y que se caracterizaría por los continuos cambios de paisaje. Pero a pesar de la dureza de todo el recorrido, el verdadero plato fuerte de la prueba se encontraba en los últimos kilómetros, ya que en el tramo final el barro y el agua en grandes cantidades pasaría una elevada factura a los participantes, que tendrían que realizar espectaculares vadeos, lo que provocó que muchos equipos necesitaran ayuda para salir del apuro, llegando por la noche al parque de trabajo donde las asistencias se emplearon a fondo para conseguir volver poner a punto las monturas para que pudieran tomar la salida al día siguiente. Por la noche, el sonido de los equipos de soldadura, las pistolas neumáticas y los gatos hidráulicos, tomaban el protagonismo de la carrera.
Dado el alto nivel de dificultad y el elevado número de abandonos que se estaba produciendo, los responsables de la prueba decidían acortar el recorrido del día siguiente, especialmente cuando la lluvia hacía acto de presencia por la noche, complicando aún más el infernal último tramo que tantos problemas había dado a los participantes. Ésta sin duda fue una decisión muy aplaudida por todos los inscritos que aún quedaban en carrera.
El domingo amanecía en la provincia de Almería con un cielo muy nuboso y la amenaza de lluvia. Tras las preceptivas explicaciones a los participantes de los cambios producidos, tomaban la salida para enfrentarse a ésta última etapa, siendo a la postre la victoria final para José Francisco González Haro y Francisco José de Haro, a los mandos de un Mitsubishi encuadrado en la categoría T2. Por detrás quedaba el tándem formado por Óscar Hernández Paños y Juan José Martínez García, también con Mitsubishi Montero, mientras que la tercera posición en el cajón era para Fernando Hernández Paños y Jordi Morales Farrera, con Nissan Pathfinder.