Pasadas las 11 de la mañana de hoy (hora argentina), Antonio Vico y su copiloto Rosendo Touriñan tomaban la salida de la quinta etapa del Rally Dakar, que transcurre entre Neuquén y San Rafael con un total de 763 km. Los catalanes llegaron a plantearse el abandono ayer al finalizar la etapa con los cuatro amortiguadores rotos de su Bowler Nemesis.
Así lo explicaba Vico antes de comenzar el tramo: “fue un día muy castigador. Llevamos muchas horas de lucha dentro del coche y muchos golpes acumulados. Ayer pasamos por una zona que creo que es de donde nacen todas las piedras del mundo. El coche sufrió una barbaridad y a falta de los últimos 100 kilómetros nos quedamos sin amortiguación. Fue un auténtico suplicio y llegamos al campamento agotados. Tenía mis dudas sobre si podríamos continuar en carrera o no porque nuestra asistencia llegó al campamento muy tarde y sólo disponíamos de un amortiguador delantero y otro trasero de repuesto. Por suerte, los mecánicos consiguieron recuperar dos de los que teníamos rotos y al final, tras una larga nuche de trabajo, consiguieron reparar el coche”.
Los problemas en la suspensión no fueron los únicos avatares que tuvieron que superar Vico y Touriñan, ya que durante la especial sufrieron también tres pinchazos. En el kilómetro 70 reventaron dos ruedas a la vez y luego, antes del CP 2, pincharon otra, con lo que se quedaron sin ruedas de repuesto. No contentos con todas esas penalidades, al intentar cambiar las ruedas tuvieron que ingeniárselas porque se les averió el gato hidráulico instalado en el coche y el de mano tampoco funcionaba.
Finalmente, los barcelonenses terminaron la etapa en el puesto 124 tras invertir 7 horas 48 minutos y 53 segundos. En la general ocupan la 119ª posición a 15h28’54” de la cabeza de carrera.