El Dakar no es solamente una carrera en la que uno compite contra los demás. A veces también exige grandes dosis de solidaridad y en esta edición el equipo KH7-Repsol-Epsilon, al igual que otros participantes, así lo ha demostrado.
Si en jornadas anteriores Jordi Juvanteny, José Luis Criado y Fina Roman auxiliaron a pilotos de motos accidentados, o exhaustos, y a coches enganchados, esta vez fueron los también españoles Joan Simon y Francisco Codina (Nissan Navara nº445) quienes recibieron su ayuda. “Hacia el final de la etapa nos los encontramos con la transfer rota y nos pidieron que les remolcáramos. Estábamos en una zona de arena muy complicada y pasábamos apuros porque había muy poco espacio para maniobrar, pero no podíamos dejarlos ahí, así que accedimos a ‘eslingarlos’. El problema es que la situación era embrollada y al llevarlos detrás no pudimos maniobrar suficientemente, de modo que para salvar una pendiente acabamos desllantando una rueda. Eso en un camión significa bastante trabajo, pero conseguimos recuperar la posición del neumático. Desafortunadamente, después de todo el esfuerzo, y cuando ya habíamos terminado, descubrimos que la goma estaba pinchada, así que tuvimos que cambiar la rueda y vuelta a empezar. Fue un día agotador y llegamos al campamento muy tarde, pero estamos muy satisfechos por el trabajo hecho”, dice José Luis Criado.
El trío catalán finalizó en 15ª posición en la etapa, pero mantiene su liderato en la categoría 6×6 y la 10ª posición en la clasificación absoluta de camiones. “Ayer fue un día duro de trabajo que, por suerte, y a pesar de las complicaciones, acabó bien. El recorrido era muy bonito pero difícil, con las temidas dunas blancas, de arena muy blanda, ríos secos, zonas de fuera pista… La verdad es que después de nueve horas para recorrer 213 kilómetros acabé muy cansado. No tuve ni un solo instante de descanso al volante”, reconoce el piloto del equipo Jordi Juvanteny.