El espíritu de sacrificio y la deportividad son valores que permanecen intactos en este Dakar 2009. A pesar del cambio de continente y de las condiciones del terreno y medioambientales, la prueba rally más dura del Mundo continúa fomentando la deportividad en estado puro. Tras las cuatro primeras etapas de pistas llanas y rápidas, el Dakar comienza a endurecerse. La altitud va en aumento y el terreno comienza a ser más exigente, quedando en un segundo plano la potencia de las máquinas y ganando enteros la calidad de conducción y la navegación.
A estas alturas, el piloto de Suzuki Motorrad Carlos Avendaño continúa manteniéndose entre el «top ten» a pesar de sufrir en la etapa de ayer diversos contratiempos que le hicieron perder tres horas con respecto al líder. En los cerca de 500 km de etapa el madrileño sufrió cuatro pinchazos. Además se vio en la obligación moral de parar a ayudar a su compatriota José María Peña, que había sufrido una accidente, lo que le llevó a perder cerca de 90 minutos más para acabar en la decimoquinta posición de la categoría, por delante a escasos dos minutos de Peña. Esta ayuda incondicional, dejando de lado el crono y la clasificación, y fomentando la deportividad, son algunos de los valores innatos de Avendaño.
Pese a la pérdida de tiempo, el corredor madrileño se muestra optimista, pues a medida que va aumentando la altitud (hoy se llegarán hasta los 2.300 metros) y las pistas se vuelven más reviradas, empiezan a hacerse valer más las aptitudes y valía del piloto frente a la máquina. Es en este tipo de terreno donde el piloto con el dorsal 251 se siente más a gusto y donde intentará recuperar posiciones si las temidas averías mecánicas y pinchazos lo respetan.
La quinta etapa de hoy será la más dura hasta el momento, con 763 kilómetros de recorrido y una especial de 503.
